"El hombre soviético, producto del plan para transformar la naturaleza humana en el laboratorio del marxismo-leninismo, sigue existiendo en Rusia, Bielorrusia, Turkmenistán, Ucrania, Kazajistán, y el resto del territorio de la URSS, opina Alexiyévich. “Creo que conozco a este hombre, que lo conozco muy bien, que he vivido con él muchos años. Él soy yo, yo y mis conocidos, amigos, padres (…) Ahora vivimos en distintos Estados, hablamos en distintas lenguas, pero no nos puedes confundir con nadie. Nos reconocerás enseguida. Somos la gente del socialismo, iguales y diferentes del resto de la gente, tenemos nuestro léxico, nuestras ideas del bien y del mal, de los héroes y los mártires, tenemos una relación particular con la muerte (…) estamos llenos de envidia y de prejuicios. Venimos de allí donde existió el Gulag…”.
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