miércoles, 21 de octubre de 2015

Algún día

Abajo, en la puerta del lugar en donde me estoy quedando en Las Palmas de Gran Canaria, a la una de la madrugada se escuchó un golpe. Un tipo le rompió el carro y la cara con las ventanas al que conducía. Le gritaba si así igual gemía su mujer mientras se la follaba. El conductor no hacía sino llorar y pedir disculpa. Eso sucedió entre españoles de España. El agresor era catalán y el casanova, canario.

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